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Los retos para la infraestructura de carga

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Autonomía en la infraestructura de carga

La autonomía es un aspecto muy controvertido. Actualmente, varía entre 100 y algo menos de 1000 km de distancia de conducción y también depende de si el vehículo funciona únicamente con baterías o si se trata de una solución híbrida.

También hay que tener en cuenta las diversas necesidades del cliente – el trayecto (medio) de camino al trabajo en Alemania es de unos 16,9 km (en determinadas regiones llega a los 30 km). Cualquier tipo de coche puede gestionar esto con una recarga diaria. Sin embargo, esto resulta más complicado al cubrir distancias más largas como sucede en viajes de vacaciones, que es donde entran en juego las estaciones de carga rápida. Por ejemplo, es posible recargar un BMW i3 en una estación de carga de 50 kW en unos 42 minutos.

Ahora hay puntos de recarga de hasta 200 kW que reducen el tiempo de carga a poco menos de diez minutos (al 80 por ciento de carga). Si el conector de carga también se enfría (500-850 A), el proceso se vuelve casi tan rápido como llenar el depósito en una gasolinera normal.

Ayudas y subvenciones públicas

La financiación dictará sustancialmente cómo se desarrolla la electromovilidad en la infraestructura de carga.

El paquete de estímulos económicos introducido por el Gobierno federal de Alemania para luchar contra la pandemia del coronavirus hace que la compra de un coche eléctrico sea una propuesta más convincente. Ha aumentado el límite superior neto del precio de los vehículos subvencionados a 40.000 €, mientras que la ayuda del gobierno a la compra de un vehículo totalmente eléctrico se dobla a 6.000 €. A esto se suma el ahorro del 3 por ciento en el IVA de las facturas emitidas antes del final de 2020 y la bonificación medioambiental de los fabricantes (aprox. 3.000 €).

Los fondos también son asignados por el Gobierno Federal y los estados federados de Alemania como parte del paquete de estímulo para la inversión en infraestructura.

Por otro lado, el miedo a la sobrecarga de la red eléctrica ha impedido que muchas personas ya tengan instalada su propia estación de carga o punto de recarga en pared – pero esta preocupación es injustificada. Una casa familiar estándar se alimenta mediante una línea eléctrica que tiene fusibles de, al menos, 63 A. Comparativamente, el mayor consumidor de energía en el hogar es una cocina eléctrica, que posee un fusible de 16 A. Incluso con electrodomésticos de mayor tamaño, como calderas eléctricas (aprox. 16 o 25 A), todavía hay suficiente capacidad para un punto de recarga en pared.

Los proveedores de energía también están trabajando en el desarrollo de infraestructura de carga. Su objetivo es hacer que la red de subestaciones eléctricas de transformación sea más densa y eficiente e incorporar lotes de carga en la planificación en una primera etapa. Tales conceptos también abarcan los aparcamientos y garajes a gran escala y los futuros sistemas de alumbrado público integrarán estaciones de carga públicas en las farolas.


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